Macchie X y XI - Diptico, 100x25 cada pieza. |
Esta
serie del 2005 nace en el puerto de Santander donde los “pintores
artistas” reforman las pequeñas embarcaciones en Puerto Chico y
limpian sus pinceles en los muros de piedras o en el muelle, donde se
suman las gotas y las señas del trabajo hecho. Andamios llenos de
cuentos de colores en una sovraposiciones caóticas y casuales.
El
trabajo está hecho en diapositivas escaneadas y editada digitalmente
y el trabajo “casero” fue el de encontrar ritmo y forma al caos,
de moldear el material colorista a veces aislándolo y destacarlo del
fondo para reenterpretar y repintar lo ya pintado.
Macchie I - 50x133 cm - Diptico |
Macchie IX - 50x105 cm - Diptico |
Esta
serie se presentó en distintas exposiciones sola o con otra serie
bajo el título de “Justo a la orilla del mar”. Estas que siguen
son un extracto de las palabras de presentación de la exposición
que tuvo lugar en La Carbonería de Sevilla y en Góngora Arte entre
septiembre y Octubre del 2005.
“...
es (...) una colección que invita a la meditación y esto Friscia lo
sabe, ya que él parte de un ver en el que cada instante ilustra una
actitud posible frente a la cámara: ironía, inquietud,
desconfianza, sosiego o quizá rigor visual. Hay en estas
instantáneas un ver estricto que se hace más profundo, generando
siempre nueva curiosidad. Frente a miradas que se remiten unas a
otras, lo que nos gusta de Gabriele Friscia es que ve lo que quiere,
y nos lo atrapa alegremente.
Dejando
otros detalles de lado, Justo a la orilla del
mar, es una obra que cuestiona lo que los
ojos ven, ya sea para encontrar semejanzas o para establecer
diferencias; llevándonos, como el que no quiere la cosa, a repensar
la fotografía, qué cosas importan, cuales son
las claves, misterios y anuncios, que cabe encontrar dentro de la
composición. Friscia nos ofrece aquí en cada instantánea, una
lección de cómo debe verse una imagen fotográfica, descubriéndonos
esa escritura de luz que es la fotografía, enfatizando cada una de
sus singularidades; retomando y predefiniendo lo que las fotos
muestran, ahondando en la búsqueda de lo buscado, ya sea porque así
lo ha querido el fotógrafo o porque la cosa fotografiada se las ha
ingeniado de manera azarosa en construir una pintura de luz. Friscia
nos invita abiertamente a transgredir la metáfora fotográfica,
metáfora visual, poesía de la luz, en la que nos hace ver que no es
conveniente confiar siempre en el documento, la fotografía. Supone
al fin, la obra de Gabriele Friscia, un ejercicio de narración, a
través de la apariencia y de lo ficticio, en el que la imagen
fotográfica viene a dar en una suerte de lenguaje no verbal, con el
que poder acercarnos a la construcción del sentido de su
imaginario.”
Francisco
Lira
Macchie VI |
Macchie IX - Diptico |
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